En los Jadar con medallas y pasión por el tenis de mesa: “Este es el recuerdo más lindo del deporte”, confesó el destacado competidor y afirmó, “Estos juegos sirven para visibilizar todos las disciplinas y generar igualdad”.
Mirada firme y sonrisa espontánea. Así se presentó Tomás Joffre, el rosarino que conquistó dos medallas en tenis de mesa durante los Juegos Jadar 2025. Entre la pasión deportiva y su trabajo periodístico, su historia refleja la dedicación y el orgullo local.
“Este es el recuerdo más lindo del deporte”
— Tomás, ¿cómo viviste este logro en tu propia ciudad?
— “Fue muy especial. Estos juegos sirven para visibilizar todas las disciplinas y generar igualdad. Para mí es un recuerdo inolvidable porque pude subir al podio en mi casa, con mi gente”.
Entre el periodismo y la alta competencia
— Se sabe que además de atleta sos periodista, ¿cómo llevaste esa doble vida?
— “Por la mañana debía trabajar en el móvil del canal y luego cortaba para entrenar. Lo tomé con naturalidad, pero también con responsabilidad porque sabía que estaba representando a mi provincia y a mi querida ciudad”.
Oro, plata y emociones compartidas
En estos Jadar, Joffre obtuvo medalla de oro por equipos y plata en dobles mixtos, logros que consolidan una trayectoria marcada por el esfuerzo.
— ¿Qué significó jugar en Rosario?
— “Fue un bálsamo. Estaba mi familia, que siempre me apoya, y también mis amigos. Ese respaldo fue fundamental. Además, muchos chicos de escuelas pudieron acercarse y descubrir este deporte en vivo”.
Raíces y amistad en el tenis de mesa
Joffre recordó la dupla con Rodrigo Bortoli, su compañero desde los 9 años, y el vínculo con Muriel Rajmil, otra referente del tenis de mesa rosarino.
— ¿Esperabas estos resultados?
— “Sabía que era candidato porque estaba preclasificado primero, pero también noté a muchos juveniles europeos de gran nivel. Fue un desafío enorme”.
Una carrera marcada por la selección
Tomás ya había dejado huella: campeón con la Sub 13 argentina en el Sudamericano de Paraguay (2011), dos mundiales juveniles (Sudáfrica y París), y subcampeón en el Panamericano de Canadá.
Hoy, con medallas colgadas en su cuello y el corazón lleno, reafirma su identidad como deportista y ciudadano distinguido de Rosario.