El piloto argentino Franco Colapinto se prepara para afrontar un nuevo reto en la Fórmula 1. Este fin de semana competirá en el Gran Premio de Azerbaiyán, 17ª fecha del calendario, al mando de su Alpine.
No será un circuito desconocido para el bonaerense: el año pasado, en su etapa con Williams, logró en Bakú su mejor resultado en la categoría, con un destacado octavo puesto que le dio puntos valiosos y lo consolidó como una de las promesas del automovilismo mundial.
El desafío del circuito callejero de Bakú
El circuito urbano de la capital azerí es uno de los más desafiantes del año. Tiene una extensión de 6,003 kilómetros, con 20 curvas que combinan rectas de alta velocidad y sectores muy angostos entre murallas históricas. Esa mezcla de velocidad extrema y precisión al milímetro lo convierte en un trazado exigente tanto para los pilotos como para las escuderías en la estrategia de carrera.
Así es una vuelta en Bakú
Una vuelta en Bakú comienza con la recta principal, donde los autos alcanzan más de 340 km/h antes de frenar bruscamente en la curva 1. Luego, la secuencia de curvas cerradas pone a prueba la estabilidad del auto y la concentración del piloto.
El tramo más icónico es el que rodea la zona antigua de la ciudad, con apenas unos metros de ancho, donde cualquier error puede terminar contra el muro. Finalmente, la vuelta se cierra con la larguísima recta final, ideal para los adelantamientos y donde el DRS juega un papel fundamental.
Colapinto y la ilusión argentina
El joven de Pilar vuelve a Bakú con la esperanza de repetir —o mejorar— su actuación del año pasado. Con el respaldo de Alpine y el entusiasmo de los fanáticos argentinos, Colapinto sigue escribiendo su historia en la máxima categoría del automovilismo.
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